Decir "No a la guerra" es algo fácil y manido, más aun en estos tiempos donde las palabras se vacían de significado para retorcerlas y ponerlas al servicio de nuestros nuevos profetas y así justificar cualquier idea o ideología.
Quisiera decir un "NO A LA GUERRA" no para aquellos que las viven y las sufren, para ellos, estas son frases hechas para poner en un escaparate, para quedar bien en redes sociales, a quienes importa poco lo que podamos opinar o pensar porque sus preocupaciones no se acercan ni por asomo a este postureo de salón. Este "NO A LA GUERRA" es para aquellos que las empiezan y las secundan desde la cobardía y la pusilanimidad de sus cómodos sillones y lujosos despachos, desde la seguridad de que ELLOS no arriesgan absolutamente nada.
Creo que mi dominio de la palabra no es el adecuado para lo que la ocasión requiere, así que me vais a permitir que utilice las palabras de D. Miguel Labordeta para expresar de forma certera lo que siento en estos momentos.
SEVERA CONMINACIÓN DE UN CIUDADANO DEL MUNDO
Mataospero dejad tranquilo a ese niño que duerme en una cuna.Si vuestra rabia es fuego que devora tal cieloy en vuestras almohadas crecen las pistolas:destruíos aniquilaos ensangrentadcon ojos desgarrados los acumulados cementeriosque bajo la luna de tantas cosas callanpero dejad tranquilo al campesinoque cante en la mañanael azul nutritivo de los soles.Invadid con vuestro traqueteolos talleres los navíos las universidadeslas oficinas espectrales donde tanta gente languidecetriturad toda rosa hallad al noble pensativopreparad las bombas de fósforo y las nupcias del agua con la muerteque han de aplastar a las dulces muchachas paseantesen esta misma hora que sonríepor una desconocida ciudad de provinciaspero dejad tranquilo al joven estudianteque lleva en su corazón un estío secreto.Inundad los periódicos las radios los cines las tribunasde entelequias estructuras incompatibilidadespero dejad tranquilo al obrero que fumando un pitilloríe con los amigos en aquel bar de la esquina.Asesinaos si así lo deseáisexterminaos vosotros: los teorizantes de ambas cercasque jamás asiríais un fusil de bravurapero dejad tranquilo a ese hombre tan bueno y tan vulgarque con su mujer pasea en los económicos atardeceres.Aplastaos pero vosotroslos inquisitoriales azuzadores de la matanzalos implacables dogmáticos de estrechez mentecatalos monstruosos depositarios de la enorme Gran Estafalos opulentos energúmenos que en alza favorable de cotizacionespreparáis la trituración de los sueños modestosbajo un hacha de martirios inútiles.Pisotead mi sepulcro tambiénos lo permito si así lo deseáis inclusive y todoaventad mis cenizas gratuitamentesi consideráis que mi voz de la calle no se acomoda a vuestros fines suculentospero dejad tranquilo a ese niño que duerme en una cunaal campesino que nos suda la harina y el aceiteal joven estudiante con su llave de oroal obrero en su ocio ganado fumándose un pitilloy al hombre gris que coge los tranvíascon su gabán roído a las seis de la tarde.Esperan otra cosa.Los parieron sus madres para vivir con todosy entre todos aspiran a vivir tan sólo estoy de ellos ha de crecersi surgeuna raza de hombres con puñales de amor inverosímilhacia otras aventuras más hermosas.
Miguel Labordeta
Epilírica