domingo, 9 de marzo de 2014

El arte de saber venderse.










El arte de saber venderse

     La semana pasada acudí a un taller de fotografía, de la mano de una prestigiosa marca de cámaras fotográficas la cual nos presentó a uno de sus fotógrafos "freelance" y eso según sus palabras "mola mucho". Que el personaje llevase la misma indumentaria que Indiana Jones  (a falta del látigo) o que su ego emanará fuera de su ser de forma notable, es un echo que comento solo a título de curiosidad, nadie es perfecto, y yo el que menos, además todos sabemos que el índice de ego en la sangre es un poco más alto en los fotógrafos que en el resto de los mortales. Debo decir que acudí a la cita con la escopeta cargada, quizás la idea preconcebida que llevaba de él no me ayudó a disfrutar del evento, pues la semana anterior había estado visitando su página web y estuve viendo sus trabajos. Lo que vi en la web no me gustó nada, pero por motivos que no vienen al caso ahora, acudí a la cita. Después de una autopresentación  más o menos onírica de sí mismo nos mostró un video con unas series fotográficas de sus trabajos, era un montaje audiovisual con unos efectos sonoros muy "chulis", un fondo musical ameno y esas cosas que se hacen para que el tema suba un poco cuando las imágenes no dan para más, eso lo aprendí hace ya algunos años. Que justo antes del inicio del visionado nos comentase que lo que íbamos a ver pertenecía a trabajos antiguos, ya que no tenía tiempo de actualizar sus imágenes por culpa de sus súper viajes y mega aventuras, y que la búsqueda del arca perdida no le había dejado tiempo para preparar aquel taller; me recordó a las excusas que solemos poner todos cuando empezamos a mostrar nuestros trabajos, " mira esto, pero bueno todavía no he tenido tiempo de procesarlo" o "es que el día aquel no hubo buena luz", o "es que no he podido editarlo todavía" o " es que me perdí en el templo maldito",  en definitiva no me dio buen tufo aquella excusa. Y así fue, cuando terminó todo aquello no podía dar crédito a lo allí visto, no es que las fotos fueran malas, no, aquellas imágenes eran vulgares, y no digo vulgar en tono despectivo o peyorativo, digo vulgar como algo falto de originalidad, digo vulgar como algo común, digo vulgar como algo contrario a especial y digo vulgar como algo falto de técnica. Que un importante fabricante de máquinas fotográficas tenga como embajador de su marca a un tipo así creo que deja mucho que desear de la marca. Pero centrémonos en el tema fotográfico que es lo que me interesa. Al terminar el visionado, el tipo tuvo el valor de preguntar a la plebe su opinión por lo allí visto, para mi estaba clarísimo, lo mejor había sido la música de acompañamiento (pero me falto valor para compartir ese pensamiento en público). Alguien de entre el público asistente comentó algo así como que "muy bonito", este comentario me hizo pensar en un cuento de Jorge Bucay (El verdadero valor del anillo) que habla sobre las opiniones que los demás tienen sobre nosotros, y que sí de todo el público presente, algunos con cierto criterio fotográfico, solo había podido arrancar un "muy bonito" es que el asunto no daba para más. Prefiero ver "buenas" fotos a "bonitas" fotos. Andaba yo pensando, en aquellos momentos, en si podría estar en algún sitio mejor que aquel y en un abrir y cerrar de ojos me encontraba tomando unas cervezas con el amigo que me había acompañado al evento; sí, efectivamente podía estarlo. Comenzamos entonces a reflexionar sobre el título de esta entrada, y llegamos a la conclusión de que no hay nada como saber venderse. Da igual que tu trabajo sea hacer "moñigas", si las envuelves con el lazo apropiado aquello puede llegar a ser digerible; comentamos que esto pasa en cualquier disciplina artística y/o profesión. No tengo nada en contra de fotógrafo que dio el taller, él no es el responsable de esta situación, es por ello que no pongo aquí su nombre, además, para gusto los colores, estamos en un país libre y todo el mundo tiene derecho a buscarse la vida como mejor crea o pueda. Envidia sana en cualquier caso por no saber yo venderme de igual manera. Pensándolo un poco quizás sí un pequeño reproche, ya que los "fotógrafos profesionales" son tan estrictos hacia la autoridad de su obra, no vi ninguna mención a los autores de la música que allí acompañó a aquellas imágenes. 
     También me gustaría comentar otra de las reflexiones que nos dejo el buen señor; nos informó que él aún siendo de Madrid, vivía a caballo entre Madrid y Barcelona, porque según él, en Barcelona había mucha más tradición y/o cultura fotográfica. Pues hombre, como diría aquel "me alegra mucho que me haga esa pregunta" y que con las mismas le cuente este cuento al señor Daniel Ochoa, premio Fhoto Nikon 2012 y segundo premio en el World Press Fhoto 2012, a ver que opina de esa tradición fotográfica cuando el ayuntamiento de Barcelona coaccionó y vetó una foto suya con la imagen del torero Padilla que iban a ser el reclamo publicitario  de la exposición de fotografía Barcelona World Press Fhoto. ¡Qué viva la cultura! però només una mica, si us plau.
     La verdad es que dejo bastantes "perlas" como diría un tal Malagata, como cuando hablaba de "normas de un país" cuando de lo que se trataba era de cultura de un país. Voy notando según voy escribiendo esta reflexión que mi alma se va apaciguando. Lo dejaremos así pues....
    
     Lo dicho, vende mejor un buen marketing que un buen trabajo.

¡Hala majos!




    P.D.: Con este fondo musical queda mucho mejor el tema








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