domingo, 17 de agosto de 2025
sábado, 26 de julio de 2025
Pantagruel "Nihil humani a me alineum puto"
Sigo intentando comprender qué es el arte. En esta búsqueda, no deja de sorprenderme el gran número de pensadores que a lo largo de la historia ya han reflexionado sobre ello:
"Surge por tanto la pregunta sobre cuál es, pues, el contenido del arte ... ... ... la tarea y el fin del arte consiste en represenar ante nuestro sentido, nuestro sentimiento e inspiración todo lo que tiene que lugar en el espíritu humano ... ... ... Su fin supone por tanto en despertar y avivar los sentimientos, inclinaciones y pasiones latentes de toda índole, colmar el corazón y dejar que los hombre cultos o incultos, sienta a través suyo todo lo que el ánimo humano puede albergar, experimentar y producir en lo más íntimo de sí mismo, todo lo que puede conmover y agitar el pecho humano en sus profundidades y múltiples posibilidades y aspectos, y entregarse para su goce al sentimiento y a la intuición de lo que en su pensamiento y en la idea tiene el espíritu que alcanzar de esencial y elevado, el esplendor de lo noble, eterno y verdadero; así mismo en hacer concebibles la desgracia y la miseria, el mal y el crimen, en dar a conocer íntimamente todo lo horrible y atroz, así como too placer y felicidad, y finalmente permitirle a la fantasía entregarse a los ociosos juegos de la imaginación así como abandonarse a la seductora magia de intuiciones y sentimientos sesualmente atrayentes. Por una parte, elarte debe captar esta omnilateral riqueza del contenido, a fin de completar la experiencia natural de nuestro ser-ahi exterior, y, por otra, suscitar en general aquellas pasiones, de tal modo que las experiencias de la vida no nos dejen impasibles y podamos ahora lograr la receptividad para todos los fenómenos."
G.W.F. Hegel
¿No es una maravilla?
domingo, 4 de mayo de 2025
Pantagruel y el Arjé
Recientemente, apareció la palabra “fuera” pintada en la puerta de una galería de arte. Me sorprendió que alguien pueda siquiera pensar que una galería deba irse de ningún lugar, especialmente cuando muchas de ellas se ubican en barrios modestos y humildes. Reflexionando sobre esto, llegué a la conclusión que solo desde el desconocimiento profundo del concepto arte y del papel fundamental que desempeña se puede sostener una idea semejante. Ante este tipo de consignas, queda claro que aún hay una enorme labor pedagógica por hacer.
Seguramente muchos imaginan que una galería es simplemente un lugar donde se comercia con obras ajenas para satisfacer los caprichos extravagantes de opulentos clientes y tal vez, en ciertos casos, sea así; quizás las galerías más elitistas se acercan a ese estereotipo. Pero yo quiero hablar hoy de todas las otras: de las pequeñas galerías que no salen en televisión por pegar un plátano en la pared o por exponer globos inflados con el aliento del artista de turno. Hablo de aquellas que arriesgan cada día su credibilidad y sus dineros por algo en lo que creen, sin que eso signifique necesariamente obtener pingües beneficios. Quiero acordarme de aquellas que cada día tienen la necesidad y obligación de reinventarse para mantenerse en este mercado tan delicado y frágil.
La realidad es menos pragmática, pero sin duda, mucho más interesante. En mi experiencia personal con ellas, he podido descubrir el enorme trabajo que realizan, un trabajo que en muchas ocasiones queda oculto al ojo más profano, eclipsado normalmente por la obra del artista. Detrás de cada exposición hay un gran trabajo, esfuerzo y dedicación, yo diría que casi en un puro acto de fe. Una devoción por el arte que en su menos veces se ve recompensada con una venta, porque sí, el galerista también necesita comer, pagar el alquiler, la luz y el agua… como cualquier hijo de vecino.
No debemos olvidar que tener una galería en el barrio es como tener la suerte de contar con un museo al lado de casa. Cuando alguien monta una panadería, intercambia panes por dinero, en ese intercambio se crea un equilibrio y a ese equilibrio lo llamamos mercado. Pero en una galería se intercambian ideas a través del arte, y en ese intercambio de ideas con las que todos nos enriquecemos, a ese enriquecimiento lo llamamos cultura.
Desde tiempos antiguos, el arte ha sido un elemento esencial y diferenciador de nuestra especie. El arte ha coadyuvado a transformar el mundo y también ha cambiado su forma de materializarse y su modo de exhibirse y exponerse a través del tiempo. En ese proceso, las galerías han jugado un papel clave: han contribuido a dar forma, sentido y difusión a la obra, porque el arte necesita encarnarse en algo, y las galerías son uno de los espacios donde eso sucede con mayor claridad. Tal vez por eso nosotros los artistas, deberíamos participar más activamente en esta labor didáctica.
Hay que saber, aprender y enseñar que las galerías son parte de esa composición de la que nos habla Markus Gabriel en “el poder del arte” y por ende, la galería, como coartista de ese “arte artístico” del que nos habla Ortega y Gasset en su “deshumanización del arte”, como colaborador necesario para mostrar esos matices de aquel cristal en la ventana frente al jardín del que nos habla Ortega.
Son estas pequeñas galerías las que funcionan como espacios vivos donde se crean nuevos discursos, fuera de los canales oficiales. Es cierto que toda galería selecciona, excluye o enmarca según su criterio o su línea estética. Pero precisamente por eso es necesaria una oferta diversa y abundante, porque es de ahí desde donde debe nacer nuestro espíritu crítico.
Por todas estas cuestiones he decidido creer que al autor de este grafiti, en su prisa por terminar el grafiti olvidó pintar la Z que sin duda trasmite una idea mucho más poética de este asunto en estos tiempos inciertos.
domingo, 9 de febrero de 2025
Pantagruel (la paradója del mentiroso)
La paradoja del mentiroso plantea, entre otras muchas cosas, la problemática para entender la verdad. Creemos saber algo, pero la verdad siempre es subjetiva. Depende siempre del punto de vista. Se puede conocer la verdad desde un planteamiento erróneo, como se pueden tener planteamientos certeros que no lleven a una conclusión falsa.
El dilema está servido...
domingo, 6 de octubre de 2024
Pantagruel y el terraplanismo
La prueba empírica e irrefutable de que la tierra es redonda y no plana, como muchos afirman, se ratifica en el número de tontos por metro cuadrado que podemos encontrar en ella; ciertamente no cabe un tonto más. Si la tierra fuese plana, el mundo estaría libre de imbéciles porque todos ellos habrían caído por sus lados hace tiempo.
sábado, 7 de septiembre de 2024
Pantagruel y las opiniones.
No tengo claro por qué el algoritmo de IG se empeña en que tengo que ver estos vídeos o los posts del chico este, pero me los mete por todos lados, sí por ahí también. Ya he tenido varios conatos de comentario, pero me resistía entrar en el juego de su algoritmo. No me queda claro si este tipo de comentarios son una provocación gratuita en el ánimo de buscar precisamente que calentar al algoritmo en búsqueda de difusión, lo que sería perdonable o realmente cree todas estas cosas que dice, lo que sería muy cuestionable.
La falta de respeto generalizada que muestra hacia otros compañeros, así como los comentarios banales, desacreditan sus opiniones.
Me permitiré comentar que hay mucho escrito sobre el “arte” desde la Grecia clásica hasta nuestros días, la historia del pensamiento al respecto es inconmensurable, más aún desde la aparición de la “estética” como rama de la filosofía en el siglo XVIII de la mano del filoso Baungartem. A partir de ahí Kant, Hegel, y la mayoría de los filósofos, sobre todo los más importantes han escrito sobre ello y el que más y el que menos ha opinado sobre “su filosofía del arte”. Así que cuando alguien acude a la manida frase “en cuanto a gustos no hay nada escrito” hay que decir que sí, que sí que hay escrito, lo hay y mucho, lo que pasa es que normalmente la gente no lee.
Es a través de los posos de ese pensamiento y del idealismo alemán de donde surge el “romanticismo alemán” y es este el que nos ha dejado como legado esta pobreza intelectual, donde “lo sentido” por el artista se hace palabra divina incuestionable.
Preguntaba el filósofo Gustavo Bueno “¿y no le da a usted vergüenza llamarse artista?” Esto no lo hacía con la intención de insultar o faltar al respeto, simplemente cuestionaba la idea/concepto de arte; decir que uno es artista presupone que conoce y sabe cuál es esa idea o concepto.
Hace 15 o 20 años el artista, en mi caso, el fotógrafo, publicaba en su página web sus trabajos, en el ánimo de que alguien se interesase por él y tuviese acceso a poder ver de forma global lo que hacías. Una web, te permitía en el mejor de los casos, presentar tu obra de forma organizada, razonada, sosegada y “aseada”. Cuando tenías necesidad de expresar tu opinión, lo hacías a través de blogs de este estilo, donde vomitabas aquello que te parecía oportuno y libremente había gente como tú, que si le apetecía, te leía.
Pero llegaron las rr.ss. donde se creó la obligación de tener que subir contenido diario para que el algoritmo diese prioridad de visualización a tu trabajo en el mejor de los casos, o para que los demás no pensasen que te habías muerto si tras 15 días no habías publicado nada, en el peor de ellos. Hay que publicar y publicar y el algoritmo te ayudará a meter por los ojos, o por otros orificios, quién sabe, tu trabajo a todo dios y a todo demonio; trabajos o post que no te gustan o simplemente no sientes ningún interés por ellos.
Oí hablar un día a un filósofo que decía que cada uno de nosotros somos distintas personas al cabo del día, que nos vemos obligados a ser varias personas en el transcurso de nuestro día a día. Durante unas horas se es la persona profesional que trabaja en el trabajo que le da de comer, en otros momentos es la persona amiga que se relaciona con sus amigos, otras la persona familiar que está con sus padres, pareja o hijos, y en otros momentos se es la persona artista, si es que está no la compatibilizas con la profesional. Cada una de esas personas es una persona diferente, no puedes ser la misma persona cuando estás en tu trabajo que cuando estás con tus amigos o familiares, y por una mera cuestión de salud mental, debes ser capaz de diferenciar y separar a esa persona y así poder descansar, tú de ti mismo y los demás de ti.
Según este razonamiento, entiendo que uno puede ser artista, y debe serlo cuando desarrolla su trabajo u obra. Seguramente este trabajo puede ser muy excéntrico, bohemio, loco, etc., y eso está muy bien. Pero uno no tiene la obligación de ser artista 24 horas al día para demostrar a aquellos que tiene a 500 km a la redonda hacer saber que TÚ eres EL ARTISTA, me parece agotador para el artista y para todos lo que podamos estar a su lado. Esto hace que habitualmente llenemos nuestros espacios muchas veces con “sin sentidos” que nada tiene que ver con nuestro trabajo. La capacidad creativa de un artista tiene sus límites y hay quienes piensan que hay que ir “artisteando” veinticuatro horas al día, para que cuando salgas en cualquier foto, siempre seas TÚ EL ARTISTA. Cómo digo, ¡ agotador!
Pero como decía antes, con la llegada de las rr.ss. parece que más de uno se ha desnortado y en esa vorágine de publicar y publicar, publica sus mierdas con la autoridad que le da ser artista. Esto hace que nos encontramos con casos como los que os comparto, en el que puedo llegar a entender y respetar su obra, pero de ninguna de las maneras lo puedo hacer con sus opiniones y/o publicaciones.
Siempre he creído en la sabiduría del refranero popular y hay uno que dice “zapatero a tus zapatos”
Las opiniones son como los culos, cada cual tiene el suyo y no deja de sorprenderme cómo la opinión de cualquier artista, curador o comisario, adquiere un rango extraordinario, a modo de nuevo Midas que convierten en oro todo aquello que sale por su boca, cuando todos conocemos, como dice la canción, que nos volvemos vulgares al bajarnos de cada escenario.
En algún tiempo no muy lejano perdimos a nuestros dioses, en ellos depositábamos nuestra fe y a ellos acudíamos cuando necesitábamos algo, pero no sabíamos cómo conseguirlo. Hay quienes afirman que nos volvimos laicos, pero parece ser que lo único que hicimos fue cambiar unas deidades por otras.
Decía el filósofo José Antonio Marina que “no todas las opiniones son igual de respetables… la respetabilidad de las opiniones depende del contenido de las mismas”.
Cada cual tiene derecho a expresar su opinión y las RR. SS. nos han brindado un espacio para poder hacerlo, pero olvidamos que si una opinión no está argumentada o razonada, es un vómito más… salga de donde salga. Hemos denostado el espíritu crítico que, sin conocimiento, es pura charlatanería.
Un cordial saludo.
jueves, 22 de agosto de 2024
Pantagruel y el Mito de la Caverna
domingo, 23 de junio de 2024
Pantagruel y el poéma de Gilgamesh
El poema de Gilgamesh fue escrito hace más de 2.500 años y
se considera la obra épica acadia escrita más antigua conocida.
En ella se narra las peripecias de Gilgamesh como el rey Uruck,
un rey despótico que tuvo que enfrentarse a Enkidu,
un hombre salvaje enviado por los dioses como castigo a su despotismo.
Después de enfrentarse en varias ocasiones sin darse muerte
terminan haciéndose buenos amigos.
Comparten juntos de muchas aventuras,
pero los dioses cansados de sus actos impíos,
deciden acabar con la vida de Enkidu.
Gilgamesh se siente muy afligido por la perdida de su amigo
y emprende la búsqueda de la inmortalidad
que según le cuentan se haya en una flor.
Al final Gilgamesh vuelve a su pueblo con las manos vacías
convencido que la inmortalidad
es solo un privilegio de los dioses.
Después de más de 4.500 años de conocimiento,
creo que la humanidad hemos encontrado esa flor,
y aprendido a vencer a la muerte,
porque somos capaces de mantenernos vivos
en la memoria de los demás.
Giordano Raigada
Foto (1): Foto digital
Foto (2): Foto prueba colodión húmedo
Foto (3): Tablilla acadia (parte del poéma de Gilgamesh)
domingo, 3 de diciembre de 2023
PANTAGRUEL ¿Qué es arte?
No me considero un erudito ni tampoco una persona culta o ilustrada, vaya por delante que este escrito es algo hecho solo para consumo personal, como un simple ejercicio a modo de gimnasia, solo que en vez de ser físico es mental. Después de algún tiempo he descubierto que escribir mis pensamientos en una hoja de papel me ayuda a madurar y organizar mis ideas; por lo que el lector que se adentre en estas lineas solo espere descubrir mi opinión y punto de vista que son la suma de todas las experiencias adquiridas a lo largo de este camino llamando vida.
El pasado día 1 de diciembre inauguré mi exposición en la galería Espacio Lobo de Madrid, titulada Pantagruel. En todos los fotógrafos y artistas hay algo de exhibicionistas, necesitamos mostrar y exponer lo que hacemos. Siempre me he preguntado si esto es un problema con el ego del artista y de la necesidad de reconocimiento de lo bueno y maravillosos que somos los artistas en todo lo que hacemos o ¿hay algo más serio y profundo detrás de todo esto?
Debo de reconocer que antes me ruborizaba un poco con el sentimiento del “síndrome del impostor” cuando pensaba en mi como un artista, porque creo que ese título debe de venir de fuera y nunca desde nosotros mismos, no se trata de lo que veamos en nosotros, si no de lo que los demás sean capaces de ver. Por otro lado esta también el síndrome de Dunning-Kruger con el que también hay que tener cuidado para mantener los pies en el suelo y que la realidad no te estalle delante de tus propias narices.
Después de leer y escuchar a distintos autores, filósofos y artistas creo que voy teniendo una ida propia sobre esto del arte. En la película de “Prometeos”, la del alíen, hay una escena adonde se plantea una de esas cuestiones trascendentales para el ser humano, a lo que la protagonista de la película contesta “es lo que he decidido creer” y llegado este punto y estas lineas lo que sigue a continuación también es lo que he decido creer en estos momento. No sé si mañana seguiré opinando lo mismo porque como no soy un rio tengo derecho a revolverme.
La verdad es que dependiendo desde donde uno mire no sabe muy bien donde quedarse con respecto a esto del arte. Por un lado tenemos a la filósofa española Paloma Hernandez, ella se cuestionaba si la obra “Comedían” de Maurizio Cattelan es o no una obra de arte por la ausencia de ninguna técnica artística en su elaboración; por otro lado el filósofo alemán Markus Gabriel en su libro “el poder del arte” nos da a entender que todo es arte, llegando a considerar al propio Donald Trump como un artista.
La idea de arte ha ido cambiando a lo largo de la historia, la idea y su función, y lógicamente sería absurdo comparar los bisontes de la sala de los policromaos en Altamira con la “mierda de artista” de Piero Manzoni porque los separan 30.000 años de distancia y seria una comparación estéril; como tampoco tendría mucho sentido comparar Las Meninas de Velazquez con el mencionado “plátano”, sus situaciones particulares temporales los hacen estar en lugares dispares socialmente hablando.
Si una obra de arte necesita de una determinada técnica o pericia del artista para objetivarse como tal, como nos indica Paloma Hernandez me genera ciertas dudas porque en mi opinión diluye la linea que separa al artesano del artista, entiendo que debe de haber algo más; pero también considerar que todo es arte o artista tampoco creo que sea la respuesta más precisa en esta cuestión.
De momento sigo buscando MI respuesta para definir al “arte” y seguiré leyendo a los filósofos del arte para continuar madurando mi opinión. De momento lo que la experiencia me ha enseñado es que para que exista el “arte” debe existir el espectador o publico como parte inseparable de la obra. ¿Qué sería de la 9ª Sinfonía de Beethoven sin un público para escucharla? O ¿Sería lo que es la Gioconda si nadie que la viese? Lo que voy teniendo meridianamente claro hasta el momento es que la obra de arte necesita de un público para poder SER y es es ese publico quien objetividad la obra.
Giordano 3/12/2023